Hay dias en los que piensas, hoy voy a pisar fuerte, a comerme el mundo. Cuando esos pensamientos inundan mi cabeza deberia encerrarme en casa, porque cada vez que salgo a la calle con esa actitud me pasa algo curioso-deprimente.
- En mis tiempos jóvenes, cuando solia salir con esa actitud más amenudo que ahora, iba por medio de un centro comercial, maxi gafas, taconazos, bolso en el entrebrazo, vamos que habia seguido todo el protocolo estilistico. En mi momento culme de la tarde (con un monton de bolsas a lo celebrity y un grupo de tios al lado) las energias cosmicas se alinean contra mi y la friccion que mis zapatos contra el suelo aumenta provocandome un hostión de campeonato. Pero no fue una caida normal no, fue una caida de estas a camara lenta en las que te da tiempo a pensar en la verguenza cuando tu culo tope el suelo, en las que sientes todas las miradas del lugar en tu cogote, y antes siquiera de llegar a tocarlo ya estas pensando en levantarte.
Y ahi estoy yo, nada mas sentir el marmol levantandome con toda la dignifidad y glamour que me quedaba, pero ¿cual es mi sorpresa? la fricción me la habia vuelto a jugar otra vez, las gafas habian salido despedidas por un lado, el zapato causante del desastre por el otro, y las bolsas que me aportaban el toque perfecto de celebrity de shopping desperdigadas por todo el hall. Asi que en el ultimo suspiro de elegancia fui con una pierna de puntillas a recoger el maldito zapato, con la esperanza de que asi la gente no se habria dado cuenta que estaba sin zapato, recogi mis bolsas desperdigadas, me puse las gafas e hice lo mas inteligente del dia, irme a casa.
Lo que sigo sin entender es porque la gente no me aplaudió al momento mas tonto que habian visto en meses. Yo como espectadora lo hubiera echo
Hoy suena:
Love of Lesbian: Alli donde soliamos gritar
No hay comentarios:
Publicar un comentario